domingo, 21 de septiembre de 2008

Consejos de diálogo y comunicación entre padres e hijos adolescentes

Actividades de Formación: Curso de corta duración. 

Autor Juan Carlos Gomez Mendez, Magister en Gestión de Organizaciones de la Universidad de Cartagena, Colombia.


      Consejos de diálogo y comunicación entre padres e hijos adolescentes

¿Cómo educar adolescentes? Consejos de acción y actitud para padres de hijos adolescentes. En un colegio de la ciudad de Cartagena fue hecho un estudio muy interesante. Se preguntó a los padres de familia si consideraban que era buena la comunicación con sus hijos. Casi todos respondieron que sí.

Después se repitió la misma encuesta con los alumnos. Se hizo, como en el caso de los padres, una pregunta única: ¿Crees que es buena la comunicación con tus papás y por qué? Muchos respondieron abiertamente que no y otros decían que era buena, pero luego daban alguna explicación o aclaración que hacía ver que realmente no era tan buena. Decían, por ejemplo: es buena, pero no me escuchan; es buena, pero no se interesan por mis cosas; es buena, pero no tienen tiempo para mí; es buena, pero no puedo hablar a solas con ellos; es buena, pero todo lo que les digo lo consideran sin importancia. Sólo tres alumnos respondieron que la comunicación con sus papás era buena, sin peros. Este es el punto fundamental, no se puede educar si no hay una recta comunicación. Mis mensajes no llegan y los de mis hijos no me llegan a mí. Se acaba por no conocer al hijo y de ahí nace el problema de no saber cómo afrontar los problemas. Les voy a contar un caso real que pasó en dos familias. Quizá el problema de fondo parezca obsoleto y anticuado, pero ilustra la diferencia que hay entre educar con comunicación o hacerlo sin ella. Corría el año 1980 y llegaba la moda de la minifalda. Al principio, los papás tenían serios reparos para dejar a sus hijas ir así a la calle. Los padres de Paloma la vieron un día vestida así y la regañaron duramente. Ella quiso dar alguna razón para defender su postura, pero no hubo forma. Desde entonces, Paloma, siempre que iba a alguna fiesta, salía vestida de su casa decorosamente según el gusto de sus padres, pero siempre llevaba en una bolsa la minifalda para cambiarse. Los papás de Alicia tampoco veían con buenos ojos que su hija fuera vestida de tal forma, pero hablaron con ella y escucharon sus razones. Ella les dijo que era la moda y que si no usaba minifalda, su novio se pasaba toda la fiesta fijándose en otras niñas y no en ella. Además, que era cómoda y no sé cuántas cosas más les diría. El caso fue que los padres de Alicia acabaron aceptando que en ciertos momentos ella fuese vestida con minifalda, pero al mismo tiempo formaron en ella un recto sentido del pudor que la ayudó mucho en esta etapa de la adolescencia, donde las muchachas pasan de sentirse a disgusto con su cuerpo a una exaltación excesiva del mismo.

Padres con hijos adolescentes

El ejemplo, como ven, es anticuado, pero una cosa queda muy clara: no se trata de ceder en todo, sino de dar razones de las decisiones de los papás. Esa es la clave, escuchar al hijo y dar las orientaciones acompañadas de razones. Hay otro caso curioso: la esposa le dice al señor ve a ver qué le pasa a tu hijo, creo que tiene algún problema, trata de hablar con él. El señor busca al chico. Pasan dos minutos y regresa el señor: ya está. La esposa pregunta: ¿tan rápido?, ¿qué pasó? El marido responde tranquilamente: fui, le pregunté qué le pasaba, me dijo que nada, le dije ’OK’ y me regresé.

Conocer los hijos adolescentes

Ustedes estarán de acuerdo conmigo en que esto tampoco es comunicación. Mejor dicho, es comunicación formal, pero no real. Nosotros tenemos que buscar una comunicación real, que no se quede sólo en el buenos días, ¿cómo te fue?, sino que nos ayude a conocernos a fondo. No se trata de interrogar al muchacho en forma inquisitoria violando su intimidad, pero sí de hacerme presente en su mundo aprovechando los momentos en que esté más accesible, buscando las ocasiones, yendo a fondo. Se trata de exponer mis orientaciones razonadas, con suavidad, con cariño, con interés, hacer que en cierta forma me necesite y me busque porque yo puedo ayudarle, porque puede confiar en mí. No hay que olvidar una cosa: en este campo competimos precisamente con los medios de comunicación, expertos en este arte. Decíamos al principio que muchas veces son verdaderos factores de distorsión en la educación de los hijos. Por eso tenemos que esmerarnos en la comunicación; estamos compitiendo con profesionales de las grandes ligas para vender, seguramente, un mensaje distinto.

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